Aunque muchos llaman amor a sus parejas o cónyuges, eso es solo un derivado del verdadero amor que proviene de Dios. Encontrar a Dios es la clave para experimentar la verdadera alegría y felicidad en la vida. El amor no es sinónimo de dolor, tristeza o perdición, sino más bien de vida, alegría y Dios mismo.
En resumen, el amor tiene un nombre y es Dios. Si buscamos este amor verdadero y lo tenemos en nuestros corazones, encontraremos la felicidad y la paz que buscamos.